martes, 24 de marzo de 2015

Comentario de Texto: LEJANA (Julio Cortázar)

       Julio Florencio Cortázar (Bruselas, 1914 - París, 1984), escritor e intelectual argentino-francés, es considerado una de las figuras más influyentes de la historia de la literatura latinoamericana. Su obra, notablemente influida por autores como Jean Cocteau y Jorge Luis Borges, es de un estilo personalísimo e innovador.
Se especializa la narración breve y se convierte en uno de los maestros del realto corto. Sin embargo, el escritor tiene obras más extensas entre las que encontramos su obra maestra: “Rayuela” (1963), con dos líneas de lectura posibles. Aunque nunca fue su terreno, también experimentó en alguna ocasión con la poesía en prosa (prosa breve) en obras como “Historias de cronopios y famas” (1962), recopilatorio mixto de cuentos y poesías.

       De padres argentinos, nace junto con la Primera Guerra Mundial. Finalizada la contienda es llevado a Argentina. Cursa los estudios de letras y magisterio y comienza su actividad literaria. En esta primera etapa publica un libro de cuentos, en 1951, que sigue siendo hoy referente primordial en la obra de Cortázar: Bestiario (en el que se encuentra el relato que hoy analizamos, Lejana).
Ese mismo año Cortázar regresa a Europa y hace de París su residencia. En la década de 1960, Julio Cortázar se convierte en uno de los autores más importantes de la nueva ola literaria hispanoamericana: el conocido “Boom”, en el que destacan Juan Rulfo, Gabriel García Márquez o su compatriota Jorge Luis Borges, ente otros.

       La literatura de Cortázar se sostiene por medio del existencialismo. Las reflexiones y planteamientos que el autor expone por medio de su narrativa ahondan en una búsqueda del sentido de la vida y todas esas preocupaciones relacionadas con la incertidumbre que nos surgen a todos en algún momento. Su narrativa constituye un permanente cuestionamiento de la razón y de los esquemas convencionales de pensamiento.
Los juegos con el azar y los instintos, así como las rupturas espacio-temporales, son unos de los recursos que Cortázar emplea en muchos de sus relatos para hacer hincapié en esta idea de incertidumbre ante la existencia humana. Por medio de esto, el lector abandona su punto de vista y puede ser partícipe de más de uno.
Las fronteras nunca desveladas entre lo fantástico y lo real es otro de los temas más comunes en su obra; éste, directamente sucesor de la práctica borgiana. La aparición de lo fantástico en la vida cotidiana muestra precisamente la abismal complejidad de lo "real". Un submundo fantástico en parte alimentado por la literatura fantástica precedente y por la mitología clásica, y en parte imaginado por Cortázar.

Lejana (Bestiario; 1951).

       Centrándonos en el relato que venimos a analizar y comentar, esta idea de la fusión entre el mundo cotidiano y el fantástico que aplica Cortázar en su literatura se ve expresada por medio de una dualidad (indescifrable a simple vista) en la protagonista del relato.
Alina Reyes registra en su diario personal sus vivencias, pero también sus ideas y fantasías internas. Alina vive en Buenos Aires, pero habla sobre una “lejana” mujer que no conoce y que vive en Budapest. La protagonista fantasea con esta desconocida, que Alina considera muy distinta a ella, y habla de tiempos futuros y supuestos encuentros con ella.

       El relato, escrito a modo de diario o crónica ordenada linealmente por días, está narrado en primera persona con un vocabulario particular y característico de una narración personal. A pesar de esto, la narración se confunde con una tercera persona que realmente es la misma que la primera, el mismo personaje que en ocasiones toma la personalidad de esta mujer desconocida que realmente es ella en otro lugar y tiempo.
El cuento, como la obra de Cortázar en general, guarda unos recursos vanguardísticos que tildan el texto de experimental. La ambigüedad como estrategia narrativa. El autor juega con el lector por medio de la personalidad desequilibrada de la protagonista, que escribe en este diario cronológico tan enigmático. Cortázar despista con una trama que avanza en pocos días, pero que realmente habla de un periodo mucho más largo o incluso de la fantasía intemporal de la imaginación de la protagonista.
Esta figura de la lejana no es otra cosa que una dualidad de su persona, que está en proceso de tránsito. Este cambio en su vida y en su personalidad está relacionado con su matrimonio, apunto de realizarse. Habla de una mujer que sufre mucho por su marido, que le pega, y por la que siente cierta  empatía. Se puede entender por esto que Alina predice su vida futura, triste y sola, con marido que no le quiere.

Es curioso, en relación con su marido, que mencione desde este presente incierto:
“Pobre Luis María, qué idiota casarse conmigo. No sabe lo que se echa encima.”
Esto podríamos relacionarlo con este futuro amargo para Alina que, por un lado, ella misma no controla, solo siente un lazo muy fuerte con esta lejana sin saber muy bien por qué. Por otro lado, la condición personal de Alina, obligada a casarse y que recurre a un diario personal para desahogarse, nos indica un posible sarcasmo referido a la autocrítica de su persona, con poco autoestima y castigada emocionalmente.
El cambio de identidad que se produce en Alina se irá manifestando de manera inconsciente e incluso a través del propio lenguaje: “porque soy yo y le pegan”. Dado por hecho esto, solo podemos considerar que en este juego en el que converge fantasía y realidad, y se confunden en el testimonio de la protagonista, todo parte de una intemporalidad. Un estado mental único de Alina que no pertenece realmente a dos historias o dos personajes, si no a un sentimiento no comprendido relacionado con una crisis existencial.

       Es importante mencionar la figura del puente, que está “antes o después” de la plaza. Esta imagen, muy recurrente en la obra del autor, es una metáfora referida a un proceso de tránsito o de evolución de una persona, o el paso de la realidad a la fantasía. En Lejana, el relato finaliza con ese proceso de fusión entre estas dos verdades: Alina y la lejana, Alina inconsciente y Alina consciente, realidad y fantasía. Este encuentro entre Alina y la lejana sucede de forma casi casual e inconsciente por parte de la protagonista, que siente por impulso que debe “intercambiarse” por ella, dándose un fuerte abrazo y continuando en direcciones opuestas.
A nivel narrativo es muy desconcertante el que esta última parte del relato en que se concluye la historia, que deja de ser el diario contado por la narración en primera persona de la propia protagonista, sino que pasa a ser el relato de un narrador omnisciente. Del punto de vista subjetivo de este personaje tan caótico o un punto de vista objetivo, de calma y comprensión para el lector. Este cambio de focalización hace que ya no sea Alina la que nos cuenta acerca de la mendiga y el frio de Budapest, sino que ahora es una 3ra persona objetiva el que nos hace saber los hechos y pone en crisis lo que teníamos por cierto, eliminando la idea de que todo es imaginación de Alina.

       Algunos escritores y analistas han dado la explicación de esto haciendo referencia a la figura del Deppelgänger: una criatura mítica que posee un doble, como un gemelo pero cuyas personalidades son contrarias. También hay un caso de bipolaridad donde hay dos personas dentro de una, conocido como un trastorno de personalidad. El doble (la lejana) está en el desdoblamiento entre primera y tercera persona y en la antítesis entre Alina Reyes y la lejana, donde se muestra a la protagonista como una mujer rica y, por otro lado, a la lejana como una mendiga.
Hay otras formas referidas a esta dualidad que se van dando en el cuento. Por ejemplo, en el lenguaje, con los juegos de palabras y de idiomas que hace Alina como pasatiempo en su diario. Los anagramas, palíndromas e intertextos que encontramos en el relato, son el recurso preciso para expresar esto:
“A veces sé que tiene frio, que sufre, que le pegan. Puedo solamente odiarla tanto, aborrecer las manos que la tiran al suelo y también a ella, a ella todavía más porque le pegan, porque soy yo y le pegan”.
       El Lenguaje en Lejana es complejo, indirecto, a se presentan gran cantidad de metáforas y símbolos, así como el uso de la elipsis. Hay hechos que no se encuentran explícitos, hay que interpretarlos. El Léxico es preciso, presenta como campo semántico: sufrimiento (sufrir, pegar, aborrecer, herido), desesperación (correr, aullar, morder, etc.), entre otros. Nos narra de una manera detallada los hechos. Dicho esto, la reiteración es evidente en el relato. En cuanto al campo morfo-sintáctico, utiliza gran cantidad de adjetivos y muchos adverbios para describir.

       Como conclusión a este comentario crítico del relato corto de Julio Cortázar, Lejana, vale la pena reflexionar acerca de la imagen del doble, de la dualidad en la mente de las personas. El doble es aquella persona que buscamos para llenar el vacío existencial que toda persona sufre en algún momento dado. Nuestra imaginación vuela y mantenemos conversaciones internas con otro yo que nos aconseja, nos apoya y nos machaca emocionalmente. En el relato, Alina sufre a la par que la lejana (que situamos en un plano fantástico), para hacer frente de algún modo a sus problemas personales. Hasta que no asume del todo las carencias y realidades de su vida, no consigue avanzar.

La idea del doble o personalidad propia desconocida está introducida en el relato con una sutileza en la narración abismal. Nos confundimos y tropezamos a la par que Aline, hasta que al final, esa voz objetiva nos pone en perspectiva de la situación, que no controlábamos.

En cuanto a aspectos formales del texto, estos elementos como la ambigüedad, focalización y uso de elementos narrativos divergentes son utilizados para crear y caracterizar al doble de Alina y para crear la duda acerca de su existencia. El modo en que el lector permanece desconcertado a lo largo de toda la narración en primera persona sitúa a este receptor como una pieza más del puzzle de la protagonista, que no sabe quién es quién: ¿yo, Alina, la mendiga?


Dailos Cabrera Castro.

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