Julio Florencio Cortázar
(Bruselas, 1914 - París, 1984), escritor e intelectual argentino-francés, es
considerado una de las figuras más influyentes de la historia de la literatura
latinoamericana. Su obra, notablemente influida por autores como Jean Cocteau y
Jorge Luis Borges, es de un estilo personalísimo e innovador.
Se
especializa la narración breve y se convierte en uno de los maestros del realto
corto. Sin embargo, el escritor tiene obras más extensas entre las que
encontramos su obra maestra: “Rayuela” (1963),
con dos líneas de lectura posibles. Aunque nunca fue su terreno, también
experimentó en alguna ocasión con la poesía en prosa (prosa breve) en obras
como “Historias de cronopios y famas”
(1962), recopilatorio mixto de cuentos y poesías.
De padres argentinos, nace junto con la
Primera Guerra Mundial. Finalizada la contienda es llevado a Argentina. Cursa
los estudios de letras y magisterio y comienza su actividad literaria. En esta
primera etapa publica un libro de cuentos, en 1951, que sigue siendo hoy
referente primordial en la obra de Cortázar: Bestiario (en el que se encuentra el relato que hoy analizamos, Lejana).
Ese mismo
año Cortázar regresa a Europa y hace de París su residencia. En la década de
1960, Julio Cortázar se convierte en uno de los autores más importantes de la
nueva ola literaria hispanoamericana: el conocido “Boom”, en el que destacan
Juan Rulfo, Gabriel García Márquez o su compatriota Jorge Luis Borges, ente
otros.
La literatura de Cortázar se sostiene
por medio del existencialismo. Las reflexiones y planteamientos que el autor
expone por medio de su narrativa ahondan en una búsqueda del sentido de la vida
y todas esas preocupaciones relacionadas con la incertidumbre que nos surgen a
todos en algún momento. Su narrativa constituye un permanente cuestionamiento
de la razón y de los esquemas convencionales de pensamiento.
Los juegos
con el azar y los instintos, así como las rupturas espacio-temporales, son unos
de los recursos que Cortázar emplea en muchos de sus relatos para hacer
hincapié en esta idea de incertidumbre ante la existencia humana. Por medio de
esto, el lector abandona su punto de vista y puede ser partícipe de más de uno.
Las
fronteras nunca desveladas entre lo fantástico y lo real es otro de los temas
más comunes en su obra; éste, directamente sucesor de la práctica borgiana. La
aparición de lo fantástico en la vida cotidiana muestra precisamente la abismal
complejidad de lo "real". Un submundo fantástico en parte alimentado
por la literatura fantástica precedente y por la mitología clásica, y en parte
imaginado por Cortázar.
Lejana (Bestiario; 1951).
Centrándonos en el relato que venimos a
analizar y comentar, esta idea de la fusión entre el mundo cotidiano y el
fantástico que aplica Cortázar en su literatura se ve expresada por medio de
una dualidad (indescifrable a simple vista) en la protagonista del relato.
Alina Reyes
registra en su diario personal sus vivencias, pero también sus ideas y
fantasías internas. Alina vive en Buenos Aires, pero habla sobre una “lejana”
mujer que no conoce y que vive en Budapest. La protagonista fantasea con esta desconocida,
que Alina considera muy distinta a ella, y habla de tiempos futuros y supuestos
encuentros con ella.
El relato, escrito a modo de diario o
crónica ordenada linealmente por días, está narrado en primera persona con un
vocabulario particular y característico de una narración personal. A pesar de
esto, la narración se confunde con una tercera persona que realmente es la
misma que la primera, el mismo personaje que en ocasiones toma la personalidad
de esta mujer desconocida que realmente es ella en otro lugar y tiempo.
El cuento, como la obra de Cortázar en general,
guarda unos recursos vanguardísticos que tildan el texto de experimental. La
ambigüedad como estrategia narrativa. El autor juega con el lector por medio de
la personalidad desequilibrada de la protagonista, que escribe en este diario
cronológico tan enigmático. Cortázar despista con una trama que avanza en pocos
días, pero que realmente habla de un periodo mucho más largo o incluso de la
fantasía intemporal de la imaginación de la protagonista.
Esta figura
de la lejana no es otra cosa que una dualidad de su persona, que está en
proceso de tránsito. Este cambio en su vida y en su personalidad está
relacionado con su matrimonio, apunto de realizarse. Habla de una mujer que
sufre mucho por su marido, que le pega, y por la que siente cierta empatía. Se puede entender por esto que Alina
predice su vida futura, triste y sola, con marido que no le quiere.
Es curioso,
en relación con su marido, que mencione desde este presente incierto:
“Pobre Luis María, qué idiota casarse
conmigo. No sabe lo que se echa encima.”
Esto
podríamos relacionarlo con este futuro amargo para Alina que, por un lado, ella
misma no controla, solo siente un lazo muy fuerte con esta lejana sin saber muy
bien por qué. Por otro lado, la condición personal de Alina, obligada a casarse
y que recurre a un diario personal para desahogarse, nos indica un posible
sarcasmo referido a la autocrítica de su persona, con poco autoestima y
castigada emocionalmente.
El cambio de
identidad que se produce en Alina se irá manifestando de manera inconsciente e
incluso a través del propio lenguaje: “porque soy yo y le pegan”. Dado por
hecho esto, solo podemos considerar que en este juego en el que converge
fantasía y realidad, y se confunden en el testimonio de la protagonista, todo
parte de una intemporalidad. Un estado mental único de Alina que no pertenece
realmente a dos historias o dos personajes, si no a un sentimiento no
comprendido relacionado con una crisis existencial.
Es importante mencionar la figura del
puente, que está “antes o después” de la plaza. Esta imagen, muy recurrente en
la obra del autor, es una metáfora referida a un proceso de tránsito o de
evolución de una persona, o el paso de la realidad a la fantasía. En Lejana, el relato finaliza con ese
proceso de fusión entre estas dos verdades: Alina y la lejana, Alina
inconsciente y Alina consciente, realidad y fantasía. Este encuentro entre
Alina y la lejana sucede de forma casi casual e inconsciente por parte de la
protagonista, que siente por impulso que debe “intercambiarse” por ella,
dándose un fuerte abrazo y continuando en direcciones opuestas.
A nivel
narrativo es muy desconcertante el que esta última parte del relato en que se
concluye la historia, que deja de ser el diario contado por la narración en
primera persona de la propia protagonista, sino que pasa a ser el relato de un
narrador omnisciente. Del punto de vista subjetivo de este personaje tan
caótico o un punto de vista objetivo, de calma y comprensión para el lector.
Este cambio de focalización hace que ya no sea Alina la que nos cuenta acerca
de la mendiga y el frio de Budapest, sino que ahora es una 3ra persona objetiva
el que nos hace saber los hechos y pone en crisis lo que teníamos por cierto,
eliminando la idea de que todo es imaginación de Alina.
Algunos escritores y analistas han dado
la explicación de esto haciendo referencia a la figura del Deppelgänger: una criatura mítica que posee un doble, como un
gemelo pero cuyas personalidades son contrarias. También hay un caso de
bipolaridad donde hay dos personas dentro de una, conocido como un trastorno de
personalidad. El doble (la lejana) está en el desdoblamiento entre primera y
tercera persona y en la antítesis entre Alina Reyes y la lejana, donde se
muestra a la protagonista como una mujer rica y, por otro lado, a la lejana
como una mendiga.
Hay otras
formas referidas a esta dualidad que se van dando en el cuento. Por ejemplo, en
el lenguaje, con los juegos de palabras y de idiomas que hace Alina como
pasatiempo en su diario. Los anagramas, palíndromas e intertextos que
encontramos en el relato, son el recurso preciso para expresar esto:
“A veces sé que tiene frio, que sufre, que le
pegan. Puedo solamente odiarla tanto, aborrecer las manos que la tiran al suelo
y también a ella, a ella todavía más porque le pegan, porque soy yo y le
pegan”.
El Lenguaje en Lejana es complejo, indirecto, a se presentan gran cantidad de
metáforas y símbolos, así como el uso de la elipsis. Hay hechos que no se
encuentran explícitos, hay que interpretarlos. El Léxico es preciso, presenta
como campo semántico: sufrimiento (sufrir, pegar, aborrecer, herido),
desesperación (correr, aullar, morder, etc.), entre otros. Nos narra de una
manera detallada los hechos. Dicho esto, la reiteración es evidente en el
relato. En cuanto al campo morfo-sintáctico, utiliza gran cantidad de adjetivos
y muchos adverbios para describir.
Como conclusión a este comentario
crítico del relato corto de Julio Cortázar, Lejana,
vale la pena reflexionar acerca de la imagen del doble, de la dualidad en la
mente de las personas. El doble es aquella persona que buscamos para llenar el
vacío existencial que toda persona sufre en algún momento dado. Nuestra
imaginación vuela y mantenemos conversaciones internas con otro yo que nos
aconseja, nos apoya y nos machaca emocionalmente. En el relato, Alina sufre a
la par que la lejana (que situamos en un plano fantástico), para hacer frente
de algún modo a sus problemas personales. Hasta que no asume del todo las
carencias y realidades de su vida, no consigue avanzar.
La idea del
doble o personalidad propia desconocida está introducida en el relato con una
sutileza en la narración abismal. Nos confundimos y tropezamos a la par que
Aline, hasta que al final, esa voz objetiva nos pone en perspectiva de la
situación, que no controlábamos.
En cuanto a
aspectos formales del texto, estos elementos como la ambigüedad, focalización y
uso de elementos narrativos divergentes son utilizados para crear y
caracterizar al doble de Alina y para crear la duda acerca de su existencia. El
modo en que el lector permanece desconcertado a lo largo de toda la narración
en primera persona sitúa a este receptor como una pieza más del puzzle de la
protagonista, que no sabe quién es quién: ¿yo, Alina, la mendiga?
Dailos Cabrera Castro.
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